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Energía geotérmica – tesoro olvidado de España

Geothermal resources of Spain (source: ABC.es)
carlos Jorquera 25 Apr 2021

El desconocimiento al respecto, su elevado costo inicial o la falta de regulación, frenan el despegue de la geotermia en España.

Como en otros países, la energía geotérmica es un recurso valioso en España y, si se desarrolla más, podría crear miles de nuevos puestos de trabajo y ayudar a avanzar en la tan esperada descarbonización de la economía.

Hay trabajo por delante. Daniel Munoz, director de Geotermia de Sacyr Ingeniería e Infraestructuras, señala “En España es la más olvidada y la más desconocida por administraciones, organismos públicos y técnicos, mientras que en el resto de Europa es una tecnología consolidada. En Suecia y Suiza, por ejemplo, tiene más de 20 años de gran madurez”.

Pero no todos los recursos geotérmicos son iguales. Las de alta temperatura (superiores a 150º), que se encuentran varios kilómetros por debajo de la superficie, se utilizan principalmente para generar energía eléctrica. Albert Pujadas, Coordinador del Grupo de Trabajo de Geotermia del Clúster de ‘Energía Eficiente de Cataluña (PECO). “El grado de implantación es nulo, aunque se sabe desde la década de los 80 que el país tiene un potencial muy alto, especialmente en Canarias y Cataluña. Falta inversión estatal en exploración e investigación geotérmica, mecanismos de mitigación de riesgo geológico como lo tienen otros países como Francia o Alemania, o regulación tarifaria para esta fuente”.

Los de temperatura media-baja (30-150º), que proporcionan calefacción y agua caliente en ciudades, balnearios, industria, invernaderos o piscifactorías, no son muy utilizados dentro de nuestras fronteras, donde es más frecuente la explotación de muy bajos recursos de entalpía o poco profunda (menos de 30º), apta para calefacción, refrigeración y agua caliente sanitaria en edificios y viviendas. Para ello, se hacen unos huecos, se entierran unos colectores que extraen el calor del suelo y con una bomba de calor (ubicada dentro de la propiedad) lo transmiten a la casa en invierno mediante suelo radiante o “fan coils”, mientras que en verano es se mantiene fresco a medida que el calor se transfiere al suelo a través de esos mismos colectores.

A pesar de que existen prácticamente en toda la geografía nacional. Margarita de Gregorio, directora de Geotermia de APPA, la patronal de energías renovables, y coordinadora de la plataforma Geoplat, destaco que “La penetración en Europa está siendo mucho mayor que en España”.

El retraso se explica, en parte, como comenta Teresa Magraner, profesora del departamento de termodinámica aplicada de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) y experta en geotermia, debido a que “Esta fuente energética empezó a desarrollarse únicamente en calefacción y en España las demandas no son tan elevadas como en otros lugares del continente, pero desde que se ha demostrado que también se puede aplicar en refrigeración se está implantando cada vez más, aunque los países nórdicos nos llevan la delantera”.

Es difícil cuantificar el número de instalaciones en nuestro país ya que no existe un registro oficial de energía térmica renovable. Según el barómetro EurObserv’ER, en 2019 se vendieron 198 bombas de calor geotérmicas en España frente a 25.343 en Suecia, 19.000 en Alemania o 12.112 en los Países Bajos. El Instituto para la Diversificación y Ahorro Energético (IDAE), por su parte, pone 211 instalaciones en 2019. Pero Ecoforest, el único fabricante español de bombas de calor geotérmicas cuenta a este diario que ese año se vendieron 667 unidades. De Gregorio, advierte “Como no hay registro oficial, no se incluyen y lo peor de todo, esta generación renovable no cuenta para los objetivos que España se ha comprometido ante la Comisión Europea”.

Considera que hay varios factores que limitan el crecimiento de esta energía, “Las tecnologías están muy controladas, maduras, eficientes y competitivas, pero el hecho de que hay que perforar es un freno”. Otro obstáculo es regulatorio. «No hay una regulación específica. Cada comunidad autónoma tiene la suya o no la tiene, lo que dificulta mucho la tramitación de una instalación”. Y también le falta un mayor respaldo institucional, “La misma voluntad política que existe para la promoción de las renovables eléctricas debe existir para las renovables térmicas”.

Tampoco ayuda la alta inversión inicial. Cuesta unos 18.000 euros por una vivienda unifamiliar de 150 metros cuadrados. Los expertos destacan, por supuesto, que la amortización es de unos seis años y la vida útil de las instalaciones suele ser elevada, hasta 50 años. El ahorro de energía, que puede llegar hasta el 70%, es otro atractivo. Muñoz recuerda “En generación fría, un kilovatio de electricidad produce 6 kilovatios de refrigeración, no hay tecnologías que alcancen esas eficiencias”.

El sector residencial, especialmente las viviendas unifamiliares y los edificios cooperativos, es el que más adeptos ha ganado, sin olvidar oficinas, centros comerciales u hospitales. “Aunque España sigue siendo uno de los países europeos con menor potencia térmica instalada, según el último informe del Consejo Europeo de Energía Geotérmica de 2019, es el país que, comparando los datos de 2018, tiene la mayor tasa de crecimiento, situándose en el 20%”. Ecoforest representa los “brotes verdes”. En 2019, la venta de bombas de calor geotérmicas aumentó un 50% interanual y en 2018 el aumento fue del 62% respecto al año anterior.

Oportunidades

Arturo Farfán, investigador principal del proyecto Geo-Distrito 3.0, afirma que “A corto-medio plazo, la geotermia entrará en el pastel de las energías que componen la climatización en un porcentaje muy superior al que tiene actualmente, confío en que será una de las recomendaciones que marque la UE para la energía española sistema. Todo lo que se está diversificando como se ha hecho en la producción eléctrica tiene como resultado numerosas ventajas como el impulso industrial o la no dependencia de energías externas”.

Con los fondos europeos de recuperación, España afronta su última baza para apostar de forma decisiva por esta fuente energética. Las oportunidades que se abrirían no son despreciables. De Gregorio, señala “Toda la cadena de valor geotérmica podría construirse en España. El recurso es muy local, los instaladores también, y la tecnología debería serlo. Podríamos cerrar los círculos y generar empleo tanto en la industria como en la instalación, todo de proximidad, y eso es lo que queremos que pase de aquí al 2030”.

Iniciativas que marcan el camino

En España se han llevado a cabo con éxito diferentes proyectos de geotermia. La mayor instalación se encuentra en el Hospital de Sant Pau (Barcelona). Daniel Muñoz, director de Geotermia de Sacyr Ingeniería e Infraestructuras, empresa que llevó a cabo la instalación, señala “Hay diferentes equipos, pero todos captan energía del suelo a través de la geotermia y no hay soporte de otras soluciones”.

Otra iniciativa se ha desarrollado en Ifema, que opera una planta geotérmica desde principios de 2018 que abastece la demanda base de aire acondicionado en el edificio de oficinas centrales a partir del uso de energía del subsuelo de muy baja temperatura. Javier Martín, director del Área Técnica de Ifema, destaca “Es una apuesta clara de Ifema en línea con la promoción de las renovables, necesaria para el objetivo de reducir las emisiones de CO2. La reducción en 2019 fue cercana a las 150 toneladas”.